jueves, 20 de diciembre de 2012

Mi brújula y mi ancla.

"Señor, no sé como no me has consumido?" y así comenzó mi historia de amor, del amor verdadero, del que salva, del que restaura, del que brota de lo eterno, del que te hace nuevo todos los días, del que te hace morir para vivir, del que quita toda tristeza y la convierte en gozo, del amor pleno, del que comenzó en una cruz. Lo ví, lo palpe por años y años, quizás hasta lo llegue a menospreciar y definitivamente llegue a repudiarlo por meses enteros.
ÉL llego cuando estaba muerta para darme vida en ÉL mismo, alumbrándome aún en mi propias tinieblas, me sedujo, me atrajo, me atrapo.

Por años en el desierto cambie de brújulas que me llevaron a espejismos y delirios fascinantes, no miento, pero que secaron mi alma y mi espíritu al punto de no saber quien era, ni para donde iba, dispuesta a ceder por sentirme amada del todo, cambiando mi destino ya escrito por cantos de sirenas que yo misma escogí.  Pienso que un día le dolí a Dios en su corazón que decidió darme de su agua para no morir seca en la arena, me imagino esa imagine tan diminuta yo, tan insignificante, tan aberrante, tan pecadora ante su poder, majestad, santidad.

Más que encontrar la brújula para la cual fui creada, encontré el ancla donde mi vieja yo quedo enterrada para siempre, donde mi historia escrita por mi muere, y donde el autor de mi vida comienza a crear su obra en mi por todos los siglos hasta que ÉL cumpla su promesa de regresar por mi.

Te amo, Jesús.

1 comentario:

  1. :o !!
    que excelente esta esto ... son cosas que muchos vivimos o estamos viviendo y que a veces son imperceptibles a nuestros ojos !!

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